sábado, 29 de septiembre de 2012

DAÑO

                   El relativismo en el que se ha sumido al mundo en este tiempo que nos toca vivir es la principal causa de todos los males que padecemos. Como es bien sabido toda causa tiene un origen y yo me atrevo a firmar que el origen de nuestra crisis es el desmoronamiento de la Verdad. Nadie predica ya la Verdad.
                   En nuestra sociedad, en nuestro círculo más cercano, en nuestra propia familia es muy frecuente escuchar frases como "nada hay blanco ni negro, existe el gris", "todo depende del color del cristal con que se mira", "los extremismos son malos", "los extremismos se tocan", "esa será tu verdad, pero para otro será la suya", "eso de que es verdad es muy relativo" "eso es lo que tú opinas" "eso es lo que tú crees", y así podría citar decenas de frases por el estilo que ya se han convertido en muletillas que todo el mundo usa sin pensarlas ni un segundo. Sin embargo ocurre una circunstancia muy curiosa: todas esas frases pretenden argumentar la relatividad de las cosas y el hecho de que no existe una verdad absoluta, pero los que las dicen las usan como ¡¡UNA VERDAD INDISCUTIBLE!!
                   La única verdad verdadera que no se puede discutir bajo ningún concepto es la afirmación de que todo es relativo. ¿Os dais cuenta de la contradicción?
                   Existe la Verdad absoluta. Y como enseña la filosofía la verdad es una. Y DIOS, que no puede por definición ni engañarse ni engañarnos, lo dijo bien claro: "Yo soy el Camino, la VERDAD y la vida; nadie viene al Padre sino por mí." Jn 14, 6. Así que cada cual puede engañarse como desee y puede aferrarse a los principios que mejor le vayan, pero la Verdad es la Verdad. Siempre estará ahí, sobre nuestra conciencia, como un Pepito grillo. La Verdad duele. La Verdad incomoda. La Verdad en muchas ocasiones no gusta. Pero es la Verdad. DIOS os bendiga.

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